Por Pedro Echeverría V.
Felipe Calderón logró al fin deshacerse del priísta Guillermo Ortiz y nombrar a su íntimo amigo e incondicional Agustín Carstens como gobernador del Banco de México, cumpliendo así la gran farsa de la "autonomía" del banco central. El Senado, compuesto por una amplia mayoría de los derechistas PRI y PAN, sólo tendrá que ratificarlo. Y para redondear la farsa, Felipe Calderón decidió mover al electorero mafioso Ernesto Cordero -que en Sedesol hizo aumentar a 6 millones de pobres más (y los que acumulen en 2009)- a la Secretaría de Hacienda, así como encargar el asistencialismo oficial (que ellos llaman "política social") a un empresario sinaloense Félix Guerra -senador panista con licencia- que hasta ayer se dedicaba -versión oficial- a promover pequeñas y medianas empresas en la Secretaría de Economía, junto al eficiente Gerardo Ruiz Mateos.
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