Este es parte del discurso que pronunció AMLO este domigno frente al Hamiciclo a Juárez, para leerlo completo, los invito a visitar el siguente enlace: @lopezobrador
Discurso del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto conmemorativo del Natalicio de don Benito Juárez, en el Hemiciclo al Benemérito de las Américas
Nos congregamos para recordar en su natalicio a Benito Juárez García, el mejor presidente de México en toda la historia. Lo hacemos en momentos en que nuestro país enfrenta una severa crisis económica, social, política, moral, de inseguridad y violencia.
Juárez es símbolo de honestidad, austeridad, rectitud, laicismo, legalidad y patriotismo. Este presidente vitalicio nos dejó muchas lecciones para actuar en circunstancias difíciles pero quizá la enseñanza mayor fue su ejemplo de perseverancia y su inquebrantable fe en la causa que defendía.
Por eso, el mejor homenaje que podemos rendirle es mantener nuestro compromiso de no claudicar en el objetivo superior de transformar la vida pública del país.
Estamos convencidos que, más temprano que tarde, lograremos el renacimiento de México. Baso mi optimismo en el hecho de que la actual decadencia ha sido causada por una funesta camarilla que no podrá, por mucho tiempo, impedir la dicha y la felicidad del pueblo.
Los males que aquejan y atormentan a la nación, no son producto de la fatalidad o del destino. Tampoco existe ninguna razón natural o geográfica que justifique el empobrecimiento del pueblo y la actual decadencia.
México es uno de los países con más recursos naturales en el mundo. En todo su territorio hay riquezas: en el Norte, minas de oro, plata y cobre; en el Sur, agua, gas y petróleo y, en todos lados, el pueblo cuenta con cultura, vocación de trabajo y con una inmensa bondad.
Todo lo que está pasando es el fruto podrido de la política de pillaje que ha venido imponiendo una minoría para satisfacer su ambición y codicia a costa del sufrimiento de la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
Hay crisis porque, desde hace 27 años, la oligarquía con sus políticos y voceros, han venido imponiendo una política económica para beneficio exclusivo de una élite.
Hay crisis porque, en las últimas dos décadas, al amparo del poder público, un pequeño grupo ha saqueado al país y se han enriquecido, obscenamente, como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo.
Hay crisis porque se han privatizado los bienes de la nación.
Hay crisis porque el petróleo, el gas y la electricidad, han sido explotados de manera irracional, en provecho de empresas trasnacionales, de traficantes de influencia y de políticos corruptos.
Hay crisis porque, desde Salinas hasta Calderón, se han entregado 25 millones de hectáreas, el 12 por ciento del territorio nacional para la explotación del oro, la plata, el cobre y se ha favorecido, básicamente, a tres consorcios mexicanos: Grupo México, Peñoles y Carso, así como a las mineras canadienses, asociadas con políticos del PRI y del PAN.
Hay crisis porque la economía nacional ha permanecido estancada y no se han generado empleos.
Hay crisis porque se abandonaron las actividades productivas, tanto en el campo como en la ciudad.
Hay crisis porque los potentados no pagan impuestos.
Hay crisis porque se protege a los monopolios vinculados al poder.
Hay crisis porque el presupuesto se destina a mantener los privilegios de los altos funcionarios públicos.
Hay crisis porque no se garantizan los derechos constitucionales al trabajo, a un salario digno, a la educación, la salud, la vivienda, la seguridad social y el bienestar del pueblo.
Hay crisis porque a los jóvenes se les ha marginado y se les han cerrado las puertas para la educación y el trabajo.
Hay crisis porque impera la corrupción y la impunidad.
Hay crisis porque un grupo ha confiscado todos los poderes constitucionales y mantiene secuestradas a las instituciones.
Hay crisis, en suma, porque en México domina una oligarquía y no hay una auténtica democracia.
Los responsables de la tragedia nacional tienen nombre y apellido. Son los 30 potentados que, por mantener y acrecentar sus privilegios, han venido cancelando el futuro de millones de mexicanos y están destruyendo al país. Y como es evidente, esta mafia no está dispuesta a ceder en nada, aunque terminen de arruinar a México y de desgraciarnos a todos.
Por eso, la única opción que tenemos es la de derrotar a la oligarquía en el terreno político, en buena lid, de manera pacífica para establecer un gobierno del pueblo y para el pueblo.
Esto lo hemos venido postulando desde hace tiempo; pero no sólo nos hemos quedado en la reflexión teórica o en la simple exposición del problema. En nuestro quehacer hemos armonizado el pensamiento y la acción; las palabras y los hechos. Debe saberse que en la actualidad, mujeres y hombres concientes y comprometidos, trabajan con empeño para lograr la transformación del país, desde abajo y con la gente.
En todo el territorio nacional se está llevando a la práctica una estrategia que consiste en el cumplimiento de tres tareas básicas: crear comités de nuestro movimiento en todo el país; convencer y adherir a más simpatizantes y entregar, casa por casa, Regeneración, el periódico de las causas justas y del pueblo organizado. Es decir, muchos integrantes de nuestro movimiento, en pequeñas comunidades, pueblos, colonias y barrios, cotidianamente se ocupan de informar, orientar, concientizar y organizar al pueblo para transformar al país y lograr el renacimiento de México.
Esto es lo que consideramos más importante pero, al mismo tiempo, estamos luchando para impedir más retrocesos. Nos mantenemos pendientes y movilizados, denunciando infamias y arbitrariedades de los poderosos. No dejamos de apoyar a los trabajadores electricistas del SME, a los mineros de Cananea, a los pobladores de Zimapán, que se oponen a la instalación de un basurero tóxico. Estamos atentos para impedir que se construya la presa El Zapotillo, que borraría del mapa a tres históricos pueblos de Jalisco.
Seguimos respaldando a dirigentes sociales que se manifiestan contra la destrucción del territorio y la contaminación provocada por las empresas mineras, en particular, por la de San Xavier, en el cerro de San Pedro, en San Luis Potosí. También estamos exigiendo esclarecer y castigar a los autores materiales e intelectuales del asesinato de Mariano Abarca Roblero en Chicomuselo, Chiapas, quien luchaba con su pueblo enfrentando la depredación de una minera canadiense. Mantenemos la demanda de que se castigue a Eduardo Bours, ex gobernador de Sonora y a Juan Molinar Horcasitas, anterior director del Instituto Mexicano del Seguro Social, por la muerte de 49 niños y heridas graves a 79 más, en la guardería ABC de Hermosillo.
Vamos a seguir insistiendo hasta que les devuelvan sus ahorros a los exbraceros. Jamás dejaremos de exigir la presentación de los desaparecidos y la libertad de los presos políticos, indígenas, campesinos y ciudadanos injustamente encarcelados. De nuevo expresamos nuestra solidaridad con los dirigentes de Atenco, que con saña y arbitrariamente permanecen privados de su libertad.
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