miércoles, 9 de marzo de 2011

ALERTA: ¡URGE ACCIÓN!

Dde Iván Rincón Espríu, el miércoles, 09 de marzo de 2011 a las 21:56

(Segunda llamada)

A cuatro años de que Felipe Calderón usurpó la Presidencia de México y declaró su «guerra contra el narco», luego de pagar el apoyo militar al golpe de Estado con aumentos salariales a los altos mandos, las fuerzas armadas operaban en municipios limítrofes con la Ciudad de México: Nezahualcóyotl y Ecatepec. En enero pasado, el procurador capitalino Miguel Ángel Mancera descartaba la posibilidad de que el ejército federal patrullara las calles del Distrito Federal, pues las corporaciones policiacas
"están dando resultados, cuentan con la capacidad y el estado de fuerza para enfrentar los incidentes (1), llevan un adecuado seguimiento de los grupos delictivos" (sic); las «autoridades locales» ni siquiera contemplaban esa posibilidad; "la cooperación aquí radica en un intercambio de información con las autoridades federales", según el titular de la PGJDF.
En febrero, el ejército federal patrullaba el Centro Histórico y Paseo de la Reforma, además de hacer cateos en cuatro delegaciones políticas para desmantelar "narcotienditas", mientras la PFP mantenía un asedio paramilitar a la ENAH y el INAH, con el precedente histórico del asalto a la UNAM en 2000, su estreno como fuerza represiva que sería desplegada en Oaxaca para aplastar a la insurgencia popular en 2006 con detenciones arbitrarias y destrucción, destrucción y más destrucción, como horda vandálica de violadores sexuales que ni siquiera distinguen entre hombres y mujeres.
En marzo (de regreso a la actualidad), el ejército federal se despliega en plazas públicas: Alameda Central desde Avenida Juárez hasta el Eje Central en la noche del 5 de marzo, mientras el usurpador asiste al Palacio de Bellas Artes y luego al Edificio de Correos; tres días después, martes 8 de marzo, vehículos castrenses circulan por Insurgentes Norte, mientras Marcelo Ebrard visita la Lumbrera 13 en Avenida de los Cien Metros. Al ser cuestionado sobre la presencia militar en la Ciudad de México, el jefe del desgobierno capitalino responde que está coordinada con la policía local, o sea: vil complicidad.
Así empezó la pesadilla que ahora vive Ciudad Juárez, Chihuahua, más que ninguna otra parte del país, barbarie que ha bañado en su propia sangre al pueblo de México, y nomás esperaba llegar al nivel en que se encuentra para extender el imperio de la violencia sin límite a la Ciudad de México, la más poblada y caótica del mundo. Por desgracia, no están del todo errados los cálculos del poder genocida en cuanto a la respuesta de la sociedad civil, que no parece muy preocupada y mucho menos alarmada por esta amenaza de muerte. Al menos hasta donde se puede ver en las redes sociales, cada quién sigue en su onda, nadie levanta la voz ni asume que se trata de una guerra; l@s más aguerrid@s intercambian comentarios al pie de una foto y hasta allí; esta identificación a través de la pantalla es menos evasiva que la incomunicación televisiva, pero más efectiva como válvula de escape. Al parecer, tod@s prefieren esperar a que la red criminal incrustada en Los Pinos y en todas partes arroje una cifra oficial de 30 mil muertos durante 2011 como saldo colateral de la guerra entre malos y peores, al cabo nomás tenemos un día de muertos y entonces empezará la cuenta regresiva para que llegue AMLO y la felicidad; al cabo también tenemos, como vecinos, a los gringos pa' que vengan pronto, pronto, rápido, ya y nos liberen. La red criminal incrustada en Los Pinos y en todas partes arrojará dicha cifra oficial y un montón de retazo con hueso por las alcantarillas...
De los 34 mil 612 asesinatos reconocidos por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), corresponden a las Fuerzas de Seguridad Pública mil 481 "elementos" asesinados y mil 46 heridos; al ejercito federal, 81 muertos y 190 heridos (en sangrientos combates contra niñ@s inermes); a los cárteles, 870 muertos y 190 heridos. En total, suman dos mil 432 muertes hasta aquí. ¿Y los demás
-nos preguntamos algun@s-, los 32 mil restantes, a qué fuerza pertenecían? Muy por su parte, activistas de Ciudad Juárez calculan que la cantidad real de caídos en el sexenio de la muerte gira alrededor de los cien mil, pues los cuerpos sin vida que llegan a la morgue de la entidad no son ni siquiera la mitad. ¿Contará este otro cálculo a l@s que mueren de hambre?
Esta historia continuará...

1) La mayoría de los incidentes violentos que tenían lugar en la capital del país obedecían, según esta versión de la realidad, a los "ajustes de cuentas entre bandas delictivas del fuero común, principalmente de narcomenudistas que buscan mantener su operación en un área determinada". ¿Alguien percibe alguna diferencia, por lo menos un matiz, con el discurso del desgobierno federal espurio?